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La respuesta en mi caso es no. Como digo, es producto de mi experiencia que tiene que ver con particularidades. No obstante comparto lo vivido por si alguien quiere aventurarse con la energía solar tenga algunos elementos de juicio.

Así las cosas, durante 5 años tuve ocho paneles solares en el techo de mi casa. Viviendo a 1 350 metros sobre el nivel del mar en el este de San José, las horas de sol tienden a ser menores en invierno. Se nubla más temprano y la lluvia cae antes que en el oeste.

La casa, creo, está correctamente orientada y a la hora de mayor radiación recibía toda la que podía. Tanto así, que el pico de mayor generación llegó a ser de 12 Kw/h en verano.

¿Cómo es la historia?

Resulta ser que hace unos años la Compañía de Fuerza y Luz (CNFL) abrió un programa en el que uno alquilaba el techo para colocar paneles a cambio de un descuento de ¢2 050 en el recibo y la posibilidad de comprarlos a precio depreciado cinco años más tarde.

La idea calzó con un proyecto que tengo de “La Casa Eficiente“. Básicamente es medir el impacto de la sustitución tecnológica para reducir la demanda de energía. Entonces, pude tener un indicador (producción de energía en la casa) contra el consumo. A lo largo del período de alquiler hicimos algunos cambios en la casa que ayudaron a reducir el consumo.

Inicialmente la casa tenía lo siguiente:

  • 1 habitante
  • Bombillos fluorescentes
  • Pintada toda de blanco para aprovechar la luz natural
  • Ventanales grandes para que entre más luz
  • Cortinas claras
  • Un refri vieja
  • Un tele de tubo (de los de caja grande)
  • Un microondas
  • Una plantilla eléctrica.
  • Una fotocelda para encender y apagar la luz del garaje con la luz del sol.
  • Un calentador de agua de paso 220.

Durante varios años el consumo promedio fue de casi 7 Kw/h diarios. Cuando me casé el consumo eléctrico subió pero tuvimos dos correcciones a la baja importantes: una refri que consumía menos y una cocina de gas. También cambiamos el calentador de agua por uno más eficiente, el tele por uno LED y cuando se queman los bombillos los pasamos a LED. Eso llevó el consumo a un promedio cercano de +/- 8,2 Kw/h diarios.

A pesar de que se lava más y se plancha más el gasto eléctrico no creció tanto como era de esperar.

Volviendo a los paneles

Originalmente me habían ofrecido cuatro paneles, luego fueron ocho y gustoso los acepté. Aunque el ahorro es el mismo sin importar los paneles, era bueno saber si la casa estaba en condiciones de ser autosuficiente con energía solar.

Así las cosas, durante 5 años se registró la producción de energía solar con mínimos que rondaron los 2 Kw/h y máximos que anduvieron entre 9 y 10. El promedio, redondeado, fue de 6 Kw/h. Es decir que dejaba un déficit de 2,2.

Cuando se acabó el contrato, la CNFL ofreció los paneles a un aproximado de US$3 000. Eso quiere decir, que si la vida útil de estos aparatos fuera de veinte años el costo por mes sería de aproximadamente ¢7 000, manteniendo todas las variables constantes. Es decir, sin considerar inflación, aumento en tarifas ni variación en el tipo de cambio.

A eso hay que sumar los ¢6 057 de diferencia por los 2,2 Kw/h que no cubren los paneles fotovoltaicos. Agreguémosle las baterías para acumular energía para la noche y consideremos que esas baterías se tendrán que cambiar al menos una vez (siendo optimista).

El promedio internacional es de $300 por Kw/h de almacenamiento. Considerando 10 Kw/h, estamos hablando de otros US$6 000, porque habrá que renovar baterías una vez. Siendo que esta es una inversión a 15 años y no a veinte, estamos hablando de ¢18 000 al mes. Esto no incluye ni la instalación ni equipos complementarios.

Es decir, son 31 mil colones mensuales. Sin embargo, el recibo de la casa es de unos ¢22 mil. Esa diferencia de ¢11 mil hace inviable el proyecto, al menos para donde vivimos.

¿Vale la pena la energía solar?

No tengo el criterio técnico para decir sí o no. Sin embargo, ver a empresas muy grandes hacer la inversión me lleva a pensar que sí lo vale. Evidentemente, esas corporaciones tienen la capacidad de evaluar a largo plazo el impacto financiero en sus empresas y hacer cálculos más eficientes que el mío.

Por lo pronto, si no se cuenta con el monto para invertir en un sistema de energía solar al menos se pueden tomar algunas medidas:

  • Cada vez que se queme un bombillo lo mejor es sustituirlo por uno LED. Preferiblemente, es mejor cambiar el bombillo que más se use en la casa. Si va a desechar bombillos fluorescentes llame a la CNFL para que le indiquen dónde llevarlos. Son altamente tóxicos y necesitan un tratamiento especial.
  • Si va a techar el garaje, siempre deje láminas traslúcidas que no oscurezcan la casa.
  • Las paredes claras maximizan la luz natural y también ayudan a encender menos bombillos.
  • Cortinas claras dan privacidad y permiten la entrada de la luz de forma difusa.
  • Entre más ventanas tenga la casa mejor. Se aprovecha más la luz natural.
  • Los calentadores de paso de agua caliente ahorran más electricidad. Es importante que solo sean de paso y no tengan un tanque de reserva por pequeño que sea porque calientan el agua ocasionalmente.
  • Si tiene que cambiar electrodomésticos revise la etiqueta de consumo energético. Prefiera productos nivel “A” o que la flecha esté en color verde.
  • Si no le tiene miedo al gas y tiene que comprar una cocina, se lo recomiendo. La diferencia aún está a favor del cilindro de gas.
  • ¿Secadora? A gas. Baja significativamente el consumo eléctrico.

En fin, si quiere ahorrar electricidad por ayudar al planeta y a que seamos un país más verde estas son acciones que ayudan. Seguro usted conocerá muchas más y espero que las comparta en los comentarios.

Saúl Buzeta

Advertencia al visitante: Saúl Buzeta Dhighiam es politólogo de formación, comunicador por deformación y necio por naturaleza. Los dedos de la mano no sirven para contar sus obras pues no tiene, mas acostumbra a escribir a hurtadillas artículos de poca monta que gente incauta (en el mejor de los casos) o sin escrúpulos (en la mayoría de ellos) publica sin compasión por el lector. Considérese entonces amable visitante suficientemente advertido sobre lo inocuo de lo que aquí encontrará.

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