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La dirigencia del partido Liberación Nacional debe enfrentarse a sus propios demonios y no mirar al costado. Después de dos derrotas consecutivas en las presidenciales, un liderazgo marchito busca afuera las razones de su fracaso. Temerosos de revisarse a sí mismos culpan al mundo de sus propias falencias. Cuando ganaron las elecciones municipales sobraban responsables, hoy solo hay un enemigo responsable.

El duelo

Cuando tenemos pérdidas las personas vivimos duelos que son procesos de adaptación a la ausencia de aquello que ya no está. Perdemos seres queridos, amores, el trabajo o los afectos cuando nos mudamos; por ejemplo. En su mayoría, los psicólogos hablan de 5 fases del duelo: Negación, enojo, negociación, dolor y aceptación.

La negación es básicamente no poder creer que la pérdida haya sucedido. El enojo tiene que ver con la frustración de no haber evitado la pérdida y por lo general se buscan causas y se autoculpabiliza por lo sucedido. La tercera fase, la negociación, pretende solucionar la pérdida aún a sabiendas de que es imposible. Cuando se vive el dolor en la cuarta fase, se puede llegar a caer en depresión e inclusive a pensar en el suicidio. Y finalmente está la aceptación, que es el momento en que aceptamos lo que pasó pero comprendemos que no por eso se olvidará.

Liberación Nacional necesita hacer varios duelos y pareciera que se ha estancado entre la primera y la tercera fase desde hace cuatro años.

Culpar al otro

Como adolescente despechado al que la chica mandó a volar, Liberación Nacional culpa a otro por haber sido abandonado. De nada vale cortejar a la nena con las mismas promesas, porque ahora ella escucha lo que quiere oír. El electorado quebró con Liberación… y con los demás partidos. Pero parece que en el Balcón Verde no se han dado cuenta y creen que el mundo los traicionó solo a ellos.

Una dirigencia desubicada piensa que dejaron de ser sexys por un tema de mercadeo. No. Dejaron de ser atractivos cuando perdieron el norte ideológico. Por eso apareció el PAC. Se volvieron insípidos cuando funcionaron como correa de transmisión entre grupos de interés y el Estado para negocios. Lo peor de todo es que se les notaba.

El problema no fue el PAC, ese fue el síntoma que ni Liberación, ni la Unidad supieron leer. Hoy, cuando nuestro sistema político parece un ornitorrinco con cacho de unicornio, no es digno acusar a otros por lo que decide la gente.

El mal manejo comunicacional sobre la Ruta 1856 (La Trocha) no fue responsabilidad de la oposición. La gestión arrogante de la concesión de la ruta San José – San Ramón fue responsabilidad de un ministro insensible que creyó que podía vender un recarpeteo con mejoras a precio de carretera alemana.

La corrupción y la mala gestión no tienen partido político, pero cuando es en el partido propio hay que dar la cara.

“Pedime perdón a ver si te quiero todavía”

Doña Laura Chinchilla recomendado a Carlos Alvarado pedir perdón al liberacionismo es una muestra más de esa ceguera autoimpuesta por la dirigencia del partido. Ni qué decir del “peguémosle al PAC” de Álvarez Desanti en el debate de Canal 13. Como que no son un partido de querubines.

Si bien es cierto el PAC ha sido arrogante en su asunción del poder, no es menos cierto que mantuvo lo que consideró sano de Liberación. Pero de ahí a hacerse las víctimas porque no se respetan los códigos que tenían con la Unidad, como que provoca vergüenza ajena.

En todo caso, las dirigencias políticas de este país deberían ir hincadas hasta la Basílica en señal de penitencia para pedir perdón por tanto desaguisado.

Seguro que a Liberación se le debe mucho. Y desde ya que los medios han decidido borrar lo bueno que ha hecho. Pero son los mismos medios que usaron para atacar a la Unidad cuando fueron oposición. No basta con tener medios acólitos y producción de memes en escala industrial. La verdad siempre revienta en la cara y, por lo general, lo hace con votos. Más bien con falta de ellos.

Gobernar por interpósita persona

Esa dirigencia liberacionista trasnochada fantasea con un gobierno de franquicia. Creen que armándole un equipo de asesores a Restauración Nacional volverán al poder. Eso es como creer que se puede ser novio viendo detrás de la cortina a la chica besarse con el chico que “ellos” escogieron para ella. Eso se llama codependencia y es un problema psicológico serio.

Liberación Nacional necesita reinventarse. El neoliberalismo que los movió descarriló por la falta de cuadros preparados e inteligentes. Llenar el partido de operadores políticos y no tener generadores de ideas pasa factura. Seguro que existen cuadros medios de peso, pero ideólogos con visión no aparecen desde hace muchos años.

En ese sentido, Liberación Nacional parece haber perdido su autoestima y se entregó a la ansiedad de poder y a la revancha contra el PAC. Sin un proyecto político articulado ¿Qué puede negociar con Restauración Nacional?¿Solo poder? ¿Con eso alcanza?

La realidad política del país dice que sin Liberación no se puede, pero que con Liberación no alcanza. ¿Hará a tiempo Liberación sus duelos?

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Saúl Buzeta

Advertencia al visitante: Saúl Buzeta Dhighiam es politólogo de formación, comunicador por deformación y necio por naturaleza. Los dedos de la mano no sirven para contar sus obras pues no tiene, mas acostumbra a escribir a hurtadillas artículos de poca monta que gente incauta (en el mejor de los casos) o sin escrúpulos (en la mayoría de ellos) publica sin compasión por el lector. Considérese entonces amable visitante suficientemente advertido sobre lo inocuo de lo que aquí encontrará.

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