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El frustrado asalto del jueves a un banco privado dejó tres muertos, dos heridos, noticias falsas, la credibilidad de un exministro por el suelo y un editorial fallido de Diario Extra. Así, se completó el círculo virtuoso de la mentira que arrancó de un hecho cierto cargado de datos falsos.

La información fluyó más rápido por la red de la confianza, WhatsApp, que por ningún otro canal. Desde los videos del incidente hasta las presuntas declaraciones de la novia de uno de los muertos, todo circuló a la velocidad de Internet. Quedó en evidencia una vez más, que la libertad que han traído las redes digitales, no han tenido una contraparte en la responsabilidad en su uso.

La libertad de prensa es el derecho que tenemos las personas a informar y a ser informadas con la verdad. De ahí que al desplazar a los medios del centro de la distribución informativa, todas las personas somos responsables de lo que informamos.

Los desatinos del exministro

Alguien encendió la mecha de las noticias falsas diciendo que uno de los asaltantes contaba con beneficios  carcelarios. Esa fue la base para que el exministro Gustavo Mata dijera en Twitter que él estuvo opuesto a esa política durante el gobierno anterior. Y reafirmó la idea que los asaltantes tenían beneficios.


El hilo sigue con la clara división que existía en el gabinete anterior.


Y remata:


El exministro Mata solo reprodujo noticias falsas de forma irresponsable. Fue David Barrientos, periodista de La Hora Tica, quien hizo su trabajo y chequeó los datos.

La profecía autocumplidora a partir de noticias falsas

Todo lo anterior sucedió en Twitter mientras en WhatsApp (esa red misteriosa en la que nada se puede medir) circulaban rumores sobre la esposa del asaltante hoy fallecido. No faltaron los pantallazos de Facebook y cualquier afirmación que le diera a la noticia carácter de espectacular. Y, para rematar, todas las noticias sobre el hecho.

De repente, sucedió lo inesperado: Diario Extra publica un editorial titulado como una noticia basado en los mismos argumentos falsos en los que Gustavo Mata se despachó contra la política carcelaria del gobierno anterior. Lo grave es que Diario Extra no chequea la veracidad de los datos, sino que da por válidas las declaraciones de Mata en materia política. Es decir, se legitiman las noticias falsas y las conclusiones a partir de ellas.

El texto se deshace en autoreferencias y en cómo se profetizó que lo que pasaba era todo culpa de la política laxa en temas carcelarios. Y luego, contradiciendo lo afirmado por el Ministerio de Justicia afirma: “El padre fallecido, de apellidos Quesada Ramírez, recibió un beneficio tras una sentencia a 8 años por narcotráfico y robo, así lo confirmaron el OIJ y Justicia”. Lo anterior es nuevamente refutado por La Nación cuando se publican los antecedentes y condenas del asaltante fallecido.

Así, a partir de una mentira y declaraciones carentes de fundamento, un medio termina de construir una percepción sobre la inseguridad. Esta vez no son los nicas. Esta vez son los progres. Esos que se creen tan inteligentes que no saben entender al pueblo tan bien como su diario. Pero también la falta de prudencia de un exfuncionario público que a partir de noticias falsas decide reivindicarse a sí mismo y aumentar la sensación de inseguridad.

El círculo virtuoso de la mentira y la voluntad por creer

Las noticias falsas fueron el punto de partida para encender la hoguera donde se quemaron las golondrinas. Alguien mintió inicialmente diciendo que hubo beneficios carcelarios, otra persona con credibilidad lo amplificó y un medio lo convirtió en hecho probado. El tema es que en el intermedio sí se demostró que era falso. Pero la voluntad por creer en las tesis propias llevaron al exministro y a Diario Extra a mentir y falsear los hechos, aunque no fuera su deseo. Sin embargo, ni Gustavo Mata, ni Diario Extra han rectificado y eso hace que la mentira perdure.

La inmediatez y el impacto de noticias intensas en lo emocional, siempre desatan el morbo. Que se combina con el sadismo de las noticias falsas que provocan pánico y el masoquismo del consumo adictivo de emociones.

La democratización de los medios a través de las redes digitales es algo positivo, pero necesitamos educarnos como sociedad para ejercer esa libertad con responsabilidad.

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Saúl Buzeta

Advertencia al visitante: Saúl Buzeta Dhighiam es politólogo de formación, comunicador por deformación y necio por naturaleza. Los dedos de la mano no sirven para contar sus obras pues no tiene, mas acostumbra a escribir a hurtadillas artículos de poca monta que gente incauta (en el mejor de los casos) o sin escrúpulos (en la mayoría de ellos) publica sin compasión por el lector. Considérese entonces amable visitante suficientemente advertido sobre lo inocuo de lo que aquí encontrará.

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