TIGRE SUELTO CONTRA ICE AMARRADO
Personalmente estoy en contra de la apertura en telecomunicaciones, no porque me moleste la competencia sino porque la forma pueril en que se hizo este proceso me da asco, me indigna.
Yo soy de los que cree que el ICE debería competir dentro y fuera del país. Lo mismo pienso de la banca estatal y del INS. Es la forma en que se garantiza que el dinero que se llevan las transnacionales se recupere con lo que repatriarían las empresas del Estado.
De hecho, si la decisión era abrir a la competencia, era lógico que se permitiera a las empresas estatales salir a competir a mercados cercanos para luego poder actuar de igual a igual en el país. Sin embargo, para evitar eso están las amarras del poder: Sutel, Sugef, Sugeval y la Superintendencia de Seguros.
Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con esta “competencia” que le han montado al ICE. Efectivamente, se la han montado empresarios políticos, tecnócratas fieles a quienes les nombraron en sus cargos y los cuerpos extraños que habitan dentro del ICE. Es decir, no son las compañías que vienen de afuera.
ASÍ CUALQUIERA
Cuando se estableció el cartel de licitación para los nuevos operadores de telefonía móvil se estableció que debían operar en varios países y que tendrían que contar con un capital mínimo de EUA$400 millones. Es decir, esto no es para bebés de teta. Pero, creer o reventar, el cartel le permite a las operadoras empezar a trabajar solo en el Área Metropolitana y les da años para cubrir el país. Es decir, hay que reducirles el riesgo ¿La universalidad? Bien, gracias.
Pero como si esto fuera poco, la Sutel junto con la Aresep en su momento tomaron decisiones para minar financieramente al ICE antes de que entrara la competencia. En primer lugar, desde 2001 la Aresep ancló las tarifas del ICE (basadas en un esquema de subsidios) y desde entonces y a la fecha no le ha permitido variar el monto. Primero, tuvo que ver con un asunto de unos días en que el servicio tuvo problemas y después el realismo mágico burocrático lo ha argumentado todo.
Para ponerle la cereza al pastel, la Sutel estableció que la tarifa de interconexión entre el ICE y las empresas de telefonía móvil sea de ¢18,00 cuando debería superar los ¢60,00 para estar dentro de los estándares regionales. Entonces, además hay que subvencionarlas porque pobrecitas son tan chiquiticas…
Huelga decir cómo la Sutel y la Comisión Nacional del Consumidor se han hecho los majes con la publicidad de estas empresas permitiendo que las ofertas digan cosas como “para siempre” cuando las concesiones son por 15 años. O «vas a poder» como si nunca se hubiera podido hacer una pinche llamada.
Es decir, el regulador ha estado destruyendo financiera e ideológicamente al ICE.
TRANSFERENCIAS DE CAPITAL
Finalmente, las empresas que vienen a “competir” con el ICE facturan en colones y se llevan sus ganancias en dólares. Eso genera deuda externa porque el país debe endeudarse en dólares para poder cubrir esas transferencias. Se dice que estas empresas “invierten” pero lo cierto es que casi todo lo alquilan, porque saben cómo reducir el riesgo de inversión. Eso es algo que el ICE pudo haber aprendido invirtiendo afuera.
Por eso, cada vez que pienso que en algún momento tendré que llamar o recibir una llamada de un número de teléfono que empieza con 4, 6 ó 7 tengo la sensación de que contribuyo a un robo, a un saqueo y eso me enoja, me llena de impotencia. Porque de esa manera estaré contribuyendo a que se vaya plata de mala manera a empresas que no han invertido por el desarrollo y el crecimiento de este país y que además reciben todo tipo de beneficios para que no pierdan. Por el momento me niego, pero no se cuánto podré aguantar.
Es por eso que mi número es el ocho, por un asunto de dignidad.
Originalmente publicado en redcultura.com