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Adorno que cuelga del cuello de un rapero o un reguetonero. Hecho de oro, diamantes o de imitaciones baratas, puede tener forma de cadena, medalla, anillo o una letra en forma de dije que es la inicial del cantante. Otras manifestaciones incluyen cantidades de cadenas y dijes que representan el poder económico de quien las porta. Su nombre deriva del sonido metálico del roce de las cadenas de oro con el dije o entre ellas. Eso es un “Blín Blín”.

La palabra entonces es una onomatopeya, la reproducción básica y elemental de un sonido que luego se convierte en palabra. Pareciera entonces que asistimos a una recreación del origen de la lengua, cuando las palabras se creaban a partir de la reproducción del sonido al que imitaban.

Esta relación simbólica parece no ser casualidad. La mayoría de las letras hip hop y reguetoneras parecen construirse de una forma tan básica como el “Blín Blín”: en la base misma de la ignorancia, en la pobreza intelectual más salvaje. Tan básicas como el “Blín Blín” en su contenido, son una especie de viaje a un pasado que muchos deseábamos se hubiera superado.

La violencia gratuita como respuesta del ignorante ante todo aquello que no puede dominar, la mujer como objeto sexual que se empodera solamente a partir de su capacidad de ser deseada por el hombre y la concepción del ser humano a partir de su capacidad de tener; son los ejes de esta cultura que representa el “Blín Blín”.

Los precursores de esta cultura de la violencia a través de la música son jóvenes marginados muchos de los cuales tienen expedientes policiales. Otros son talentosos e ingeniosos capaces de crear rimas divertidas e irónicas, pero gradualmente quedan fuera del gusto popular.

El carácter marginal del reguetón y del hip hop viene manifiesto en las ansias de poder y lujo que hay en sus letras. Más allá del sometimiento de la mujer a los deseos del varón, está también el deseo expreso de tener todo aquello que representa capacidad de compra o éxito.

Son impulsados por la cultura de consumo y manifiestan su “éxito” y “poder” a través de valiosas posesiones como blín blines de miles de dólares, dientes de oro, objetos caros y lujosos o por medio de automóviles diseñados específicamente para ellos. No obstante, son manifestaciones meramente Kitsch.

Es esta concepción frívola y hedonista del mundo la que se promueve a través de esta música. Letras como “Si tenés miedo, andá a la iglesia” (El amor a un dios como sinónimo de cobardía) o “Quiero ser veterinario para tocarte los ovarios” (supongo que no necesita explicación), se reproducen de forma permanente a través de las estaciones de radio y los canales musicales de televisión.

El reguetón y el hip hop se han extendido por el mundo a una velocidad impresionante impulsados por la ansiedad de la globalización por crear una cultura estándar. De alguna manera, son el mecanismo ideológico de propaganda más fuerte que tiene este sistema ideológico: La frustración se resuelve con violencia (Irak); el triunfo en la vida solo se puede ver en lo material (“Blín Blín” de oro); y cualquier cosa es válida con tal de ser exitoso.

Entonces el “Blín Blín” ya no representa un guindajo metálico que cuelga sin sentido del cuello de un tipo que baila haciendo señas exóticas, es en sí mismo la representación de la involución de los valores humanos y la imposición de una cultura violenta y misógina.

Hace unos días a un grupo de músicos “metaleros” se les impidió la entrada al país porque se los consideró “satánicos”. Sin embargo, cuando Daddy Yankie y la horda de reguetoneros llegan al país nunca pasan por la aduana ideológica quizás porque tienen la visa millonaria de patrocinadores que se han subido a la ola de ignorancia y la violencia.

¿Dónde está la comisión de espectáculos públicos? Si se regula el contenido de la violencia en la TV ¿Por qué no se le pone horarios a la violencia gratuita que se escucha en la radio? ¿Acaso está bien que un niño de cinco años baile como bruto “La Gasolina” mientras el resto de la familia se lo celebra? ¿Qué de pertinente tienen las letras de muchas de estas canciones para ser escuchadas por niños, niñas y adolescentes en horarios inapropiados? La violencia de género promovida en esas letras ¿influye en la conducta de los niños, niñas y adolescentes?

Saúl Buzeta

Advertencia al visitante: Saúl Buzeta Dhighiam es politólogo de formación, comunicador por deformación y necio por naturaleza. Los dedos de la mano no sirven para contar sus obras pues no tiene, mas acostumbra a escribir a hurtadillas artículos de poca monta que gente incauta (en el mejor de los casos) o sin escrúpulos (en la mayoría de ellos) publica sin compasión por el lector. Considérese entonces amable visitante suficientemente advertido sobre lo inocuo de lo que aquí encontrará.

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